Vivienda en tierra de Campos

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La horizontalidad del paisaje de Tierra de Campos se ve a menudo interrumpida por pequeños oteros o elevaciones del terreno que sirven como emplazamientos ideales para el asentamiento de la población. En su origen, sin duda, había una misión defensiva, ya que permitía controlar la llanura.

En contraste con ese paisaje horizontal los núcleos de población aparecen como un conjunto de cubiertas inclinadas en torno a un castillo o iglesia. La vivienda se sitúa en una de estas poblaciones típicas, en una parcela que permite vistas sobre el territorio.

Desde el principio entendimos que el proyecto debía conjugar estas dos ideas. Por un lado necesitaba integrarse en el conjunto de cubiertas inclinadas y por el otro debía ser capaz de introducir ese paisaje infinito en el interior de la vivienda.

Otro aspecto destacable a la hora de tomar decisiones fue la orientación y la importancia de la apertura de huecos. Si algo caracteriza el clima de la meseta es su contraste climático. Las temperaturas pueden llegar a ser extremas en ambas direcciones.

En este sentido, nos enfrentábamos a un problema a la hora de abrir huecos, puesto que las orientaciones más interesantes para abrirse al paisaje eran las más desfavorables desde el punto de vista térmico.

Las respuestas estaban en la arquitectura tradicional de la zona, en la que los muros de adobe y tapial juegan un papel muy importante como respuesta bioclimática. Además de su gran inercia térmica, los espesores de estos muros permiten una colocación de huecos exageradamente retranqueada que ayuda a controlar la entrada de radiación directa en función de si nos encontramos en invierno o en verano. Frecuentemente estos muros  se encalan contribuyendo a reflejar la luz UV.

La especial geometría de la parcela, en esquina y con un cuello de botella, condicionó en gran medida la concepción volumétrica de la vivienda.

Una de las primeras decisiones fue retranquear la zona de acceso sobre la alineación de la calle para generar un pequeño jardín previo que diera privacidad a la zona de dormitorios. Con este juego conseguimos que la planta se abra a la orientación Sur en busca de soleamiento y evitando las sombras arrojadas de nuestra propia edificación o de las colindantes.

La vivienda intenta ser flexible en función de su ocupación y se divide en dos zonas que pueden funcionar de forma independiente térmicamente.

El acceso se produce entre esas dos zonas, utilizando un elemento intermedio o zaguán, como reinterpretación de ese espacio de la arquitectura tradicional, que sirve de colchón térmico y funcional para separar la zona de noche de la zona de día.

Para dotar de autonomía y polivalencia a esa zona de día, se colocó una habitación en planta primera a modo de altillo. Esto permitió generar una terraza retranqueada, que juega con la relación interior- exterior dominando el paisaje desde una posición protegida y privilegiada.  El volumen se cierra con una cubierta inclinada que crea un salón a doble altura, y con un porche de verano que funciona como una extensión del comedor.

Situación:

Villalba de la Lampreana (Zamora)

Fecha:

2016 - 2019

Estado:

Construido

Promotor:

Privado

Constructor:

Hermanos Román Villar S.L.
Francisco Martín