El conjunto edificatorio se genera mediante un juego de volúmenes retranqueados de 8 y de 10 alturas. Este movimiento facilita la creación de patios exteriores e interiores y confiere al conjunto una imagen muy característica, en la que los volúmenes cobran una especial presencia a nivel urbano.
La planta resultante es un doble peine con un gran patio central, cerrado por la calle Manso. Se distinguen varias tipologías de bloques, todos ellos con una estética y composición similar de fachadas que convierten al conjunto en una unidad edificatoria de grandes dimensiones.
Las tipologías son muy similares entre sí y tienen un carácter muy definido. A nivel compositivo, destacan los siguientes elementos:
– Huecos.
Uno de los aspectos más interesantes del proyecto original son sus carpinterías, con grandes superficies acristaladas y un despiece muy característico.
– Celosías de lamas de madera en escaleras y tendederos.
En origen, uno de los aspectos más destacados, pero que ha ido perdiendo presencia mediante intervenciones puntuales realizadas sin ninguna planificación ni criterio estético. En algunos casos, incluso se han cegado algunos paños.
Se trata de un sistema de celosía/carpintería de tablas de madera con acanaladuras en sus cantos para alojar un vidrio simple traslúcido. Se colocan en el exterior de la fachada, como si de un muro cortina de madera se tratase. Para su fijación se usan costeros laterales que hacen a la vez de premarco.
– Ladrillo.
Sin duda, el material de mayor presencia. Aunque existen algunas fachadas sin apenas superficie de ladrillo, el conjunto tiene un marcado carácter cerámico. El despiece, y la pulcritud de los encuentros en esquinas y huecos, contribuyen de una manera especial a conseguir esa imagen.
El despiece utilizado marca las sogas del ladrillo, sin traba de ningún tipo y con el llagueado rehundido. El replanteo está perfectamente ejecutado con piezas enterizas tanto en las esquinas como en las jambas de los huecos.
– Composición vertical.
Todas las fachadas tienen una geometría que potencia la verticalidad en su composición. Los paños de ladrillo, antepechos, ventanas, machones y pilastras vistas. Todo se compone mediante agrupaciones verticales. Incluso el aparejo del ladrillo, sin traba, potencia esa verticalidad.
Cada franja se resuelve de manera continua, en un mismo material. De esta manera, los antepechos se construyen en continuidad con los vierteaguas o los dinteles de los huecos, favoreciendo la lectura vertical del paño.
– Remate de cubierta.
Se trata de un alero invertido que remata la coronación de cada volumen y oculta la visión de los áticos desde la cota del suelo. Bajo el voladizo aparece un ligero foseado horizontal (pintado de color negro) que actúa como elemento de transición entre las fachadas y el alero, y consigue darle cierta ingravidez cuando se observa desde el nivel de la calle.