El proyecto afronta el diseño interior y la distribución de un apartamento situado en un entorno privilegiado de la ciudad y que disfruta de unas espectaculares vistas al mar.
Ante este punto de partida, la intervención aprovecha el cerramiento existente de muro cortina y se abre completamente al exterior, reduciendo al mínimo los elementos de distribución para que el espacio fluya y las visuales se prolonguen más allá de los límites de la vivienda. Se genera así una interesante relación interior – exterior que permite alargar la mirada hasta el horizonte marítimo e introducir este mismo paisaje en el interior de la vivienda.
El esquema funcional de la vivienda sigue el mismo concepto. Los baños y cuartos húmedos se sitúan en la parte interior con el objetivo de permitir que las estancias principales se abran al exterior. Entre ambas zonas se proyecta un hall-distribuidor que se estrecha y se ensancha de manera dinámica en función de su uso y que juega a dar o quitar privacidad al gran espacio de estar mediante puertas correderas que se disuelven entre los panelados.
En cuanto a los materiales, en los paramentos verticales se busca un doble juego: por un lado la continuidad en el mismo plano (de manera que las carpinterias interiores se integren con la tabiquería), y por otro la contraposición entre materiales muy diferentes en color y textura (para dar profundidad al espacio).
Para los suelos se usa un pavimento oscuro de gres porcelanico rectificado, muy funcional y resistente, buscando la continuidad entre las distintas estancias y una sensación de mayor amplitud dentro de la vivienda.
En cuanto a la iluminación, se plantea un sistema de halógenos LED de bajo consumo empotrados en el falso techo.