El pabellón está diseñado como un filtro que trata de introducir el jardín en el interior del edificio y viceversa. Esta conexión interior – exterior se consigue usando muros de ladrillo que actúan como elementos conductores que definen el espacio.
El proyecto se genera a partir de sólo dos elementos: la caja y los muros. La caja se concibe como algo poroso e introspectivo, mientras que los muros actúan de manera centrífuga, tomando posesión del espacio exterior. El resultado es una planta cruciforme en expansión, que comienza en un espacio interior central y crece de manera orgánica hacia el exterior.
El concurso plantea la necesidad de diseñar una base de vigilancia e intervención aerotransportada en alguno de estos enclaves estratégicos, de manera que potencie el desarrollo sostenible de la zona.