El objeto del concurso consiste en intervenir en los accesos a la Biennale a través de una idea que resuelva la transición entre la ciudad y el área expositiva, además de una serie de necesidades funcionales: taquilla, punto de información, etc. La propuesta plantea una entrada a través de un pabellón que actúa como filtro entre la ciudad y la propia exposición. La solución del pabellón se lleva a cabo mediante la combinación de dos geometrías: por una parte la geometría rígida que configura los límites del mismo (la caja); y por otro, la geometría de los distintos elementos que configuran el programa, con un carácter más flexible y orgánico. Estos elementos se caracterizan por un revestimiento de vidrio con un tratamiento del color mediante pixelizados de distintas imágenes de la ciudad de Venecia.
Sin perder la idea de filtro el pabellón actúa como “mirador” hacia la Biennale, a través de la creación de una terraza donde se sitúan los usos más públicos del programa, como la cafetería y la zona polifuncional y de relación.
Tanto los alzados laterales como los frontales se resuelven con panelados de chapa y policarbonato retroiluminado, aportando continuidad a la relación interior-exterior.