El actual edificio principal de la Quinta la Vega consta de cuatro plantas y tiene una estructura compositiva muy clara, en la que el núcleo de comunicación vertical y las zonas de vestíbulos y baños marcan el esquema de organización.
La propuesta de reforma que afronta el proyecto mantiene intacta esa distribución en todas las plantas, respetando la esencia del edificio original. Tan solo se buscan nuevas distribuciones en las zonas vinculadas a las galerías de las plantas nobles, jugando con transparencias que permitan la mayor apertura visual posible.
El motivo generador del proyecto va íntimamente asociado a la construcción de una malla tridimensional de redondos de acero, que servirá para potenciar las divisiones de las distintas estancias previstas, sin llegar a fragmentar visualmente el espacio, y permitiendo en todo momento el paso de la luz a través de ellas. Se trata de un elemento mixto, a medio camino entre una celosía y un tipo de mobiliario fijo hecho a medida.
La malla se adaptará a las necesidades funcionales de cada zona del edificio y ayudará a componer espacios mediante la construcción de pórticos, puentes, o particiones tipo celosía. Dentro de esta malla, se introducirán distintos elementos de almacenaje, iluminación y vegetación, mediante un sistema de «cajas» que se adaptan a la modulación.